Lo que pasa es que la vida se puede ver de muchas formas, de tantos puntos de vista que a veces solo nos cansamos de buscarlos y creemos perder la guerra.
A veces creemos que mientras más puntos de vista coleccionemos mejor vamos a estar, porque aquel que tiene varias puntos a veces es considerado un sabio, un erudito, pero no, basta con aquel que nazca de uno mismo, aquel que es el única que se adapta a nuestra filosofía, a nuestro ser, a nuestro yo.
Por lo menos yo veo la vida como una micro, bien sabemos que hay micros grandes, chicas, largas, cortas, verdes, grises, amarillas, transantiagos (¬¬'), en fin, una infinidad. El punto es que las micros empiezan el recorrido con una, dos o tres personas, aveces más, hay personas que llegaran hasta el final del recorrido, mientras que otras llegarán a destino antes, a medida que el trayecto sigue, suben y bajan más personas; a veces la micro por algún descuido atropeya a un perrito o a una persona, aunque a veces lo hace porque quiere. Hay micros que pasan por protestas, y como es de esperar es apedreada, etcétera, etcétera... Pero eso no significa que no pueda seguir en marcha, a veces las protestas se salen de control y hay gente que sube y empieza a saltar, romper los asientos, las ventanas y todo, pero el chofer no siempre es tonto y bien puede pedir ayuda, aunque a veces es medio medio no más y sigue, sin importarle mayormente en qué condiciones anda.
Desde la micro es posible ver plazas, gente que camina, gente que toma el metro, paraderos bonitos y otros feos, también podemos ver una infinidad de micros, taxis, colectivos y más... Y cada cual nos muestra una historia distinta, de distintos tiempos y distintas personas, y cada persona que pasa por la micro deja una huella distinta, ya sea algo bueno o algo malo; y cada persona es diferente, algunas saludan al chofer, otras solo pasan, incluso hay quienes se suben sin que alguien se de cuenta; y cada persona muestra algo distinto y cada persona, con cada experiencia, nos ayuda a mejorar, y ser quienes somos.
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